martes, 6 de octubre de 2015

Hablamos de PRESUPUESTOS y PARTICIPACIÓN


El Pleno municipal del mes de septiembre aprobó la siguiente moción:

La historia de los presupuestos participativos tiene sus orígenes en Porto Alegre (Brasil) en 1989, cuando sus responsables políticos acordaron cambiar el método de toma de decisiones en relación al presupuesto municipal, como consecuencia de las reivindicaciones de organizaciones sociales que exigían una mayor transparencia y justicia social en sus localidades. Este cambio de método implicaba apostar por el fortalecimiento de espacios ciudadanos, dotándolos de capacidad de propuesta y decisión sobre a qué actuaciones públicas se destinaría el dinero del municipio. De esta forma, se reconocía a la ciudadanía su capacidad de incidir en las políticas públicas, al tiempo que se favorecía la inclusión social mediante una distribución más equitativa de los recursos públicos, haciendo partícipes a sectores antes olvidados. Porto Alegre inauguraba así un nuevo tipo de municipalismo basado en la democracia participativa. En estos 20 años de recorrido del presupuesto participativo, las experiencias se han multiplicado por el mundo, existiendo hoy más de mil entidades locales que deciden el destino de su presupuesto de manera participativa. En España, en los últimos años, numerosos municipios se han sumado a esta fórmula, asumiendo así la exigencia actual de más democracia. Esta iniciativa ha sido asumida e implantada con éxito en Ayuntamientos de todo color político, sirva de ejemplo como los casos más cercanos a nuestra localidad, los Ayuntamientos de Alcobendas y de San Agustín de Guadalix, ambos gobernados por el PP, con cuya experiencia deberíamos contar. Pero la lista de municipios es mucho más larga. Sólo en la Comunidad de Madrid están adheridos los Ayuntamientos de Algete, Brunete, El Boalo-CercedaMataelpino, Getafe, Leganés, Mejorada del Campo, Móstoles, Paracuellos del Jarama, Rivas-Vaciamadrid, San Sebastián de los Reyes y Torres de la Alameda. El interés suscitado por este tipo de proceso político en el ámbito universitario ha permitido que en la actualidad dispongamos de numerosas investigaciones que corroboran que el desarrollo en el tiempo de prácticas políticas como el presupuesto participativo, influyen en una mejora en la calidad de vida, favoreciendo la inclusión de colectivos históricamente excluidos de la toma de decisiones, el fortalecimiento de la ciudadanía y el compromiso de ésta con lo público. El presupuesto participativo es además una herramienta útil para mejorar el grado de transparencia de las administraciones locales, al tiempo que permite desarrollar municipios más participativos, equitativos y sostenibles. Esta transparencia lo convierte en medio idóneo para combatir la corrupción, la mayor preocupación de los españoles en relación con sus representantes políticos. Que las vecinas y vecinos tengan la posibilidad de decidir el destino de los recursos públicos es el objetivo primero de los presupuestos participativos, y el objetivo último un nuevo tipo de municipalismo que refuerce las redes sociales y su capacidad de acción frente a la crisis. Teniendo todo esto en cuenta, no hay ninguna razón por la que nuestro Ayuntamiento, en representación de la ciudad moderna, joven y avanzada que es Tres Cantos, no deba apostar por la democracia participativa como forma de gobierno, y fomentar la puesta en marcha de los presupuestos participativos, generando espacios ciudadanos de encuentro, debate y decisión, colocándonos en el mapa de localidades que apuestan por fórmulas innovadoras en la gestión pública de los recursos. 

Por todo lo anteriormente expuesto: 

Aprobamos la puesta en marcha de un proceso de elaboración de Presupuestos Participativos con carácter vinculante, para utilizarlo, como muy tarde, en una parte de los Presupuestos del año 2017, de acuerdo con el reglamento que se elabore para tal efecto.” 


Nos corresponde ahora a los vecinos informarnos, formarnos y prepararnos para ir desarrollando la participación ciudadana en los Presupuestos Municipales.

                              Para determinar en qué queremos gastar nuestros impuestos.